Anecdotario del Jefe

Relatos sabrosos e inverosímiles del Gran Jefe

Wednesday, August 02, 2006

Año 1951, Valparaíso: El Día que el Buque me Dejó en Tierra

Un día lunes cualquiera, la escuadra zarpa al sur. El destructor Serrano tiene el zarpe programado a las 9:30 horas. Los solteros duermen a bordo y sólo los casados salen franco. La recogida del personal es a las 8:00 hrs. En ese momento se produce un accidente en cubierta y un marinero con una posible fractura es enviado al Hospital Naval. Como enfermero a bordo, me ordenan acompañarlo y velar por su seguridad.

Una ambulancia nos lleva al hospital, yo me encargo de solucionar los trámites de hospitalización. El enfermo queda en emergencia y como ex-enfermero de dicho hospital, comienzo una ronda por todo el recinto saludando a mis antiguos amigos sin darme cuenta que el tiempo pasa y son ya las 9.15 horas. De pronto todos se vuelven locos al acordarse que el buque tiene que zarpar y rápidamente me envían en una ambulancia al muelle Prat.

¡Sorpresa! El buque ya no está en la bahía. Por orden superior la Escuadra zarpó a las 9.00 horas y yo me quedé en tierra. Esto es un problema grave, ya que yo no sé hacia dónde se dirige el buque. Tomando caldo de cabeza y paseándome por el muelle como un turista cualquiera, pero vestido de marino, dejo pasar las horas hasta el medio día. Entonces decido irme para mi casa y no comentar mi problema con nadie. Almuerzo tranquilamente, paso toda la tarde jugando a la pelota y divirtiéndome con mis amigos. Al día siguiente me levanto tarde y como a las 11 AM me coloco el marino y me voy a dar una vuelta al muelle Prat. Estoy allí parado sin saber que hacer, esperando que regrese mi buque, cuando para suerte mía, me encuentro con el guatón González, enfermero del buque madre Araucano, quien una vez me había visto jugar en Quillota por la Universidad de Chile, por lo tanto, yo era su ídolo. El sabe que yo soy enfermero del destructor Serrano y que el buque había zarpado a Talcahuano con destino a San Vicente.

Siempre el Araucano llevaba pasajeros y marinos trasbordados al sur y al guatón González se le ocurre la brillante idea: “¿porqué no entras al buque entre los trasbordados y yo te ubico a la mala en la enfermería del buque?”. Sin pensarlo dos veces le digo: “afirmativo”. El Araucano zarpará al día siguiente a las 8:30 horas y quedamos de juntarnos en el muelle Prat a las 8:00 para subir al motor de régimen que nos llevaría a bordo y así colarme con los pasajeros hasta la enfermería del buque.

Regreso a casa, voy al cine en la tarde y le cuento a mis amigos mi problema: ¡casi se mueren de la impresión! Dejar el buque es una falta gravísima y estaba faltando ya 6 listas sin avisarle a nadie. El día miércoles lleguo al muelle a las 8.00, allí está el guatón González con otros enfermeros del buque, embarcamos en la lancha del Araucano y subimos a bordo, rápida y disimuladamente me llevan a la enfermería, donde estuve 24 horas. Al amanecer del día jueves, el buque llega a Talcahuano, me desembarco sigilosamente y me dirijo a los almacenes del Arsenal Naval, donde diariamente los buques de la escuadra envían a buscar el pan y los víveres. Aquí me entero, para mi asombro, que mi buque, el destructor Serrano está en San Vicente, distante sólo a media hora. A las 10.00 de la mañana, mientras espero a ver qué sucede, pasa un camión de la Armada con marinos, los que comienzan a gritar mi nombre.... ¡como si hubiesen visto un fantasma! el chofer frena aparatosamente y todos saltan a tierra para saludarme y abrazarme, ya que yo era el ídolo del buque, seleccionado y goleador de la Escuadra. El sargento encargado de la maniobra se entusiasma, y decide terminar de aprovisionarse y regresar inmediatamente a San Vicente, donde está fondeado el buque, a media cuadra del muelle.

Entre los integrantes del grupo está el Chino Olivares, que es radiotelegrafista y señalero. Cuando en el buque se dan cuenta que llegaron los víveres el oficial de guardia envía al acto una embarcación al muelle, entonces el Chino Olivares con dos pañuelos comienza a enviar un mensaje al puente de señales del buque, que decía: “¡enfermero Martínez a bordo!” Se corre la voz en el destructor y comienza a salir a cubierta toda la tripulación, en el portalón está la guardia completa más los 4 oficiales, el segundo comandante, el comandante y el perro de abordo.

Se atraca el motor al costado del buque y yo, asustado y muerto de frío, subo atléticamente la escala y enfrento al oficial de guardia. Saludo a la bandera, al portalón y me presento: "enfermero Alejandro Martínez se presenta abordo mi teniente". Me cuadro enérgicamente y llevo mi mano a la gorra en un saludo militar. El teniente no me pesca ni en bajada y me ladra: “¡el comandante te esta esperando en toldilla!”, asombrado miro hacia arriba y veo toda la plana mayor del buque esperando que por lo menos me tiren al agua o me fusilen. Subo la escala hasta la toldilla y me enfrento al comandante, el que se acerca y me saluda como a un amigo: “¿qué tal Martínez? ¿Cómo te sientes?” Me palmotea la espalda y comienza a caminar conmigo, me pregunta si avisé en la primera zona esta situación de haber dejado el buque; me voy de negativa y le cuento mi viaje en el Araucano sin que nadie se diera cuenta de mi presencia a bordo. El comandante me abraza y me dice: “muy bien”, se ríe, “excelente”. Me dice que él tampoco informó a la Escuadra y que estaba muy preocupado, pero ahora que yo estaba ahí todo se solucionaba. Agrega: “me doy cuenta que estás muerto de frío, anda a la enfermería a cambiarte de ropa y a abrigarte, después vas a la cámara de oficiales y pides que te preparen un buen desayuno reforzado, que no te consideren en las patrullas que cubren Huachipato antes de 24 horas. A cuidarse y me alegro que estés de vuelta sin novedad. Acuérdate que este sábado jugamos en el estadio El Morro contra la selección de Talcahuano”. Yo le contesto rápidamente: “no se preocupe mi comandante, vamos a ganar”.

Del accidentado que dejamos en Valparaíso nunca me preguntaron. Los oficiales que estan en cubierta no entienden nada y sólo miran asombrados la actitud familiar del comandante y el desplante y la patudez mía al despedirme con una sonrisa.
De regreso a la cámara de tripulación, soy recibido como un triunfador y después se comenta que el comandante me había pedido disculpas y que lo perdonara por haberme dejado botado en Valparaíso.

-o-

Después de 54 años he tratado de recordar esto que pasó hace tantos años y todavía no comprendo porqué me fui para mi casa después que el buque zarpó. ¿Porqué no me presenté a la 1º Zona para informar lo que me había pasado? ¿Cómo pude embarcarme en el Araucano y navegar 24 horas sin que nadie se diera cuenta? ¿Cómo entré y como salí por la guardia del Araucano? y ¿cómo la suerte me protegió cuando me encontré el camión con los marinos que hicieron una fiesta al verme?


Este relato es un obsequio para mi hijo Nelson, quien se ríe, goza y disfruta de estas etapas de mi vida, que ya estaban en el olvido. Sé que se reirán y quizás algunas cosas no las crean, pero juro por lo más sagrado que esto sucedió realmente. Quienes conocen la disciplina a bordo de un buque de guerra sonreirán y moverán la cabeza sin entender lo que pasó realmente. Algunos de mis amigos marinos dicen que yo era el único “enfermero civil” que navegó en un buque de guerra, que nunca pudieron quitarme mis actitudes de paisano y de cabro chico. Y por eso, por ser un buen futbolista, un buen amigo, fui el regalón del buque, del comandante y de los oficiales. Le doy las gracias a la vida y a Nelson por permitirme recordar estas vivencias.




Valparaíso, 2 de agosto del año de Nuestro Señor 2006

2 Comments:

  • At 5:51 PM, Anonymous Anonymous said…

    Querido Carlos:

    ¿Qué te puedo decir que no te haya dicho? Sabes que eres mu mejor amigo y que te quiero muchito.
    He disfrutado mucho tus anécdotas. Sigue escribiendo, lo haces muy bien.

    Tu hijo Nelson

     
  • At 4:32 PM, Anonymous Anonymous said…

    Hello Grandfather:
    Greetings from your american friend
    Very nice all your histories, please keep going, and we will like to see more pictures, with your crazy face, if you forget some histories, I can help you.
    (These comments is for people with good IQ.)
    Good By.

     

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