Anecdotario del Jefe

Relatos sabrosos e inverosímiles del Gran Jefe

Wednesday, August 02, 2006

Año 1955, Villa Alemana: Cuando el Alcalde me Ofreció una Insignia de Oro

Aniversario de Villa Alemana
Festival en el estadio municipal de la cuidad.

La Armada de Chile se presenta con su selección naval de fútbol, campeón de la zona central contra la selección de Villa Alemana. La gran banda de la Armada y una compañía de marinos le dan color a la fiesta, el estadio está lleno.

Termina el partido empatado a dos goles, hago el gol del empate faltando cinco minutos para el pitazo final. En el camarín todo es fiesta y alegría, de repente aparece el comandante en jefe de la Primera Zona y presidente de la Asociación Naval, ingresa al camarín, nos felicita, y nos invita a un almuerzo en su honor porque está de cumpleaños. La fiesta es en la pérgola del Club Naval de Las Salinas. Regresamos a Viña del Mar, entramos al salón y tomamos ubicación en las mesas dispuestas para el almuerzo. Se acerca a mi mesa el capitán Ramirez, con el entrenador y me invitan a salir del salón, el capitán me muestra un discurso hecho a máquina en honor del comandante y me pregunta si soy capaz de leerlo frente de las autoridades, lo que me corresponde pues soy el capitán del equipo, el más educado y uno de los jugadores más importantes. Reviso el discurso y le pregunto al capitán si le puedo agregar algo, me contesta: “afirmativo” y me pasa un lápiz. Me llevan a una oficina y me dicen que tengo 10 minutos para prepararlo. Termino el discurso y se lo presento al entrenador, se ríe y me dice “te las mandaste”. Termina el almuerzo y el locutor oficial anuncia al capitán del equipo don Alejandro Martínez, quien será el encargado de ofrecer la manifestación.

Subo al palco de honor, tomo el micrófono y enfrento a las autoridades. Invitado especial es un ex-alcalde de l zona, quien a su vez es presidente de la Asociación de Básquetbol de Valparaíso. A la pasada, el capitán Ramirez me dice que respire tranquilamente, que lea con calma y que de vez en cuando mire a las autoridades. Ésta fue la primera vez que me tocó dirigir la palabra o leer un discurso. Al original que me pasaron —que tenia una hoja— le agregué otra hija más y les vendí la pomada. Después de los aplausos, se para el comandante, me da la mano y me felicita. El ex-alcalde también me felicita y me pide que lo acompañe a la mesa de honor pues quería hablar conmigo. Cuando les cuento a los muchachos en mi mesa lo que pasaba y la invitación, note algunas risitas burlonas y algunas carrasperas.

Esto fue lo que sucedió, yo no me había dado cuenta que en el vestón de mi terno tenía colocada una insignia de la Asociación de Básquetbol que me habían obsequiado cuando fui seleccionado juvenil de Valparaíso, el año 1948. El ex-alcalde me da un abrazo y tomando la solapa con la insignia, me felicita y le dice al comandante que la Armada tiene que estar orgullosa de tener entre sus filas jugadores de tanta calidad y educación como el capitán del equipo ¡¡Ese era yo!!

En seguida me hace este ofrecimiento: la insignia de mi solapa la cambiará por una insignia de oro como un homenaje de la Asociación de Básquetbol de Valparaíso a un deportista ejemplar, sólo tengo que ir a su oficina después de las 20 horas, cualquier día.

Nunca fui porque me contaron después entre risotadas que el vejete era mariposón. Aquí termina la historia, estuve un buen tiempo en el columpio, pues les conté a los otros jugadores la invitación; perdí una insignia de oro, pero conservé mi honorabilidad. Eso era lo realmente importante.

1 Comments:

  • At 6:52 PM, Anonymous Anonymous said…

    ya po carlos pon algunas fotitos...

     

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